Comentario
A principios de diciembre surgió la esperanza. Un rumor recorrió la bolsa de Stalingrado: "¡viene Manstein!, ¡viene Manstein!" Los jefes comienzan a hacer planes, reúnen sus tropas, ponen a punto las armas, almacenan hasta el último litro de gasolina.
Aún se podía formar una dura punta de lanza para romper el cerco desde dentro, apoyando la acción de Manstein. Pero Paulus no da la orden. Aquel general, competente ante las mesas de planos, carecía de coraje para desafiar una orden del cuartel general. Y éste había ordenado que la liberación llegase desde el exterior de la bolsa.
El 12 de diciembre Manstein había logrado reunir unos 60.000 hombres y 300 (11) tanques que, a las órdenes de Hoth, partieron de Kotelnikovo a Stalingrado. Una carrera de 120 kilómetros contra el reloj.
La ofensiva, lanzada sobre un frente de unos 20 kilómetros, progresó con rapidez, pues, pese a los días transcurridos desde la ofensiva soviética, la unión de los ejércitos de Eremenko y Rokossovsky era precaria.
Así, con leve resistencia, los alemanes progresan 50 kilómetros en tres días. Les aguijoneaba la necesidad y el deseo de liberar a los compañeros cercados y pelearon con tremendo coraje.
Sin embargo, sus fuerzas resultarán demasiado escasas para salvar todos los obstáculos. Junto al río Axai, tres divisiones soviéticas quedan pulverizadas, pero su resistencia paraliza el avance durante cuarenta y ocho horas. El 19 de diciembre alcanzan el curso del río Myshkova, a 50 kilómetros de la bolsa. "Podiamos ver los resplandores de los incendios de Stalingrado", escribirá Manstein.
También los cercados podían escuchar el cañoneo de la batalla del Myshkova. Muchos jefes volvieron a pedir la salida. Aún era posible hallar gasolina para un centenar de carros y medio millar de camiones y tractores, aún se podían reunir más de 50.000 hombres en condiciones de combatir, pero Von Paulus impidió el intento, pese a las angustiosas peticiones de Manstein para que intentase la salida.
Efectivamente, la columna de ayuda estaba quemando sus últimos cartuchos en el Myshkova. Allí fue frenada por el II Ejército de la Guardia (general Malinovsky), que le triplicaba en efectivos. Los alemanes pelearon con furia hasta el día 24 en que debieron replegarse hacia el Axai, a la espera de refuerzos.
Pero el curso del Axai fue sólo un alto en la retirada. El VIII Ejército italiano fue desbordado (12) y Manstein tuvo que hacer frente a la amenaza que se le venía encima por su izquierda. Retrocedió hasta Kotelnikovo, sobre la que ya convergían dos ejércitos soviéticos y hubo de continuar la retirada. El 30 de diciembre, Manstein se hallaba a más de 220 kilómetros de Stalingrado.